Thursday, October 29, 2015

Consejo #4: Lee mucho

IHay millones de libros en la Tierra y si eres un humano promedio alcanzarás a vivir unos 78 años (yo espero que más, Martín, ándale, llégale a los 100 porque vienes de una familia longeva). Pero ese tiempo no te alcanzará para leer ni el 0.0001% de los libros que se han escrito.

No temas, la mayoría no son dignos de tu tiempo pero existen miles de títulos que vale la pena leer y te invito a que empieces temprano. Tampoco te pido que leas puros Quijotes y Ulises porque no se trata de eso. Sé selectivo pero también date el lujo de leer cosas "light" y no tan dignas de un Pulitzer, pues porque sí.

El trabajo lo empezaremos tus padres. Ya te leo todas las noches el mismo cuento del niño que se va a bañar. Llegará un día en que te hartes y ya me enfocaré en otro título con otra historia divertida, pero por ahora pareces feliz.

Yo prometo seguirte leyendo todos los días, llevarle a las librerías (las pocas que quedan) como si fuera un paseo a Disneylandia (porque así me emocionaba yo cuando iba de pequeña) y me aseguraré de que quieras leer en tus dos idiomas (porque aquello duplicará tus opciones y, vamos, no puedes leer a Cortázar o a Laura Restrepo en inglés, ¡OH, ATROCIDAD!)

Lee mucho, lee por gusto, lee por curiosidad, lee para entender al mundo, lee para escapar del mundo, lee para picarte, lee para aprender, lee porque leer te abre las puertas hacia lugares exquisitos.

Thursday, October 22, 2015

Consejo #3: No hagas un favor esperando algo a cambio

Martín, este consejo es muy sencillo. Si haces un favor esperando algo a cambio, tu gran gesto perderá el sentido. Nunca esperes que la misma persona te devuelva el favor y si no estás dispuesto a lidiar con esta falta de reciprocidad, lo mejor es que evites ayudar a esa persona.

Lo mismo pasa con el dinero. Si alguien te pide prestado algo, piensa bien si puedes prescindir de esa cantidad. No lo prestes si sabes que lo vas a necesitar o si hará un hueco irreparable en tu economía. Créeme que este consejo te salvará de muchos dolores de cabeza.

Y para concluir, te quiero pedir algo; cuando puedas y te nazca, ayuda a la gente que quieres, incluso a algún extraño que lo necesite. Esa persona podrá no devolverte el favor pero la vida te lo va a devolver con creces. TE LO PROMETO. A veces es inmediato, otras veces tarda un poco. Pero si das algo de ti, lo recibirás de vuelta cuando menos te lo esperes.

Recuerda que siempre habrá alguien que tenga menos que tú. Nadie nunca se quedó pobre con hacer una donación a una buena causa, ni se quedó con hambre al regalarle la manzana del lunch a alguien que la necesitaba.

Y aquí una foto de tu papá y yo, nomás porque me gusta.

Monday, October 19, 2015

Consejo #2: Entusiásmate con las cosas simples

Querido Martín, quiero invitarte a que muestres entusiasmo por las cosas pequeñas de la vida. No me refiero a que aplaudas tres horas porque se te subió una catarina al pie o que hagas una fiesta porque te ganaste un helado gratis, me refiero a que realmente veas las cosas maravillosas que te rodean y que aprendas a apreciarlas.

Alguna vez, hace muchos años, tuve un novio (si se le puede llamar así) que no mostraba entusiasmo por nada. Daba igual si le contaba de alguna cosa rica que había comido, de algún viaje, alguna coincidencia que me hubiera pasado, todo lo que le contaba lo recibía con un "Meh" y una mueca de "Qué importa". Llegó a colmarme tanto la paciencia que cuando cada quien tomó su propio camino me dio gusto no tener que ver uno más de sus gestos de indiferencia.

Estás rodeado de cosas increíbles. No esperes a ver la aurora boreal perfecta para mostrar entusiasmo, basta con leer historias ajenas o platicar con algún desconocido para descubrir algo magnífico de la esencia humana, quizás el cielo se tiña de un rosado hermoso que jamás hayas visto, el tren local que viene tarde se convierta de pronto en exprés llevándote rápidamente a tu destino, el pantalón que querías cueste un tercio de lo que pensabas pagar, te encuentres con una playa completamente vacía mientras ibas caminando en algún país desconocido o te comas un platillo que combine tus sabores favoritos con una perfección tal que en tu vida hayas probado algo igual. Estos momentos son muy efímeros. Tómalos como lo que son; hermosos, cortos, magníficos y dignos de tu admiración. Te prometo que no te vas a arrepentir.



Aquí estoy con tu "tía" Meche en su cumple. Estábamos riéndonos porque las dos estábamos vestidas de amarillo y teníamos uñas rojas (yo estaba en Florencia y tú estabas a meses de ser concebido).

Wednesday, October 14, 2015

Consejo #1: Sé agradecido, todos los días

Primero quiero decirte que eres una de las cosas más maravillosas que me ha pasado en la vida (ahí juntito al haber conocido a tu padre). Cuando estábamos buscándote y no "pegaba" mi amiga Irene me dijo que no pegaba porque había una persona especial que estaba esperando hacernos sus padres. Durante muchos meses pensé en sus palabras y una vez que te tuve en brazos, lo entendí. Si hubieras nacido en cualquier otro mes, no serías Martín. Vaya, serías UN Martín pero no el Martín que eres tú.

Esto para decirte que debes dar gracias por cada instante de tu vida. Es un músculo que debes ejercitar a diario, el de la gratitud. Piénsalo un poquito; naciste en Nueva York, tienes un hogar donde no hace falta absolutamente nada, tenemos luz, agua potable, comida de buena calidad, calefacción y aire acondicionado, juegos, pañales limpios, dos padres que te adoran y que se adoran, una familia hermosa que siempre pregunta por ti, amigos—muchos amigos—que aunque te llevan una veintena de años estarán ahí si los llegaras a necesitar.

Estás muy chiquito para darte cuenta de la fortuna que te ha sido conferida pero te prometo que te lo voy a recordar. Y cuando salgamos a jugar, te contaré lo increíble que es poder ver un atardecer, disfrutar un helado, correr hasta cansarte. Te explicaré lo maravilloso que es oír una canción, bailar sin preocupación, hablar con los que están lejos, reírte de algún chiste y dormir plácidamente en tu cama.

Habrá días malos en los que sientes que un millón de ladrillos rojos se abalanzan sobre ti. Todos tenemos de esos días y se vale tenerlos. Pero después de un ratito de esa melancolía que intenta apoderarse de ti, te voy a invitar a que te la sacudas. Si te cuesta mucho trabajo, aquí estaré para ayudarte. Porque a veces todos necesitamos una ayudadita para sentirnos mejor.